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jueves, 28 de octubre de 2010

Me enamoré del chico del ciber. SI. Voy a ir todos los días más seguidito (ok, la piba tenía internet en la casa pero iba al ciber igual). ¿Y cuál hay? Me encantó, encima me miraba & se reía & yo "ah por dios, no dejes de mirarme. Si es por mí, que no se termine de imprimir eso nunca más". Jajajaja, qué psicopata, lo voy a perseguir todos los días, todos los jueves a las 18:30 voy a estar ahí, por lo menos para tomarme un cafecito (buena, te falla no?). Ok, es todo mentira (No, todo no. Eso pasó de verdad hoy). Es alguna excusa que pongo para tratar de olvidarme que en el fondo estoy mal, pero no me importa. No quiero seguir llorando (no me sale muy bien eso igual eh, todas las noches mientras me acuesto, lloro). Estos días desaparecí de mi blog (osea no escribí mucho) porque sabía que si me sentaba a escribir iba a escribir sobre él. Sobre lo mal que me puse, las ganas que tenía de matarlo (de besarlo), y no quería eso. No quiero acordarme de ese momento. Me duele cada vez que me acuerdo, cada vez que veo alguna foto, escucho alguna canción. Todo me duele. Pero bueno, es lo que me tocó y yo sabía que tarde o temprano iba a pasar, así que nada. Ahora sólo quiero esperar hasta el sábado. Ahí voy a ser yo, OBVIO. Me voy a poner en pedo, masomeeeeenos un poquito nada más eh. Y nada, mañana lo veo. Me quiero pegar un tiro, eso sí, voy a disfrutar muchísimo mi venganza.

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